martes, 29 de diciembre de 2009

Margot Tenembaum








La indescriptible e incomunicable magia que los personajes fracasados irradian en mi espíritu, eso es lo que veo en cada erótica y bellísima fotografía. El vivaz optimismo que en las profundidades del pesimismo y la desdicha brota, intrínseco al mismo y, por tanto, inextirpable. Lo que cada estudiadísimo fotograma de Wes Anderson trasmite. Espectacular, maravilloso, pequeño y excéntrico. El cine, su cine, ella, la vida.

Melancolía, de Munch.



"Pero la mayoría de las veces rehusamos reconocer esta verdad, semejante a una medicina amarga, de que el dolor es esencial a la vida y no nos invade desde fuera, sino que cada uno lleva en su interior el manantial inagotable de él. Buscamos siempre una causa externa, un pretexto, por decirlo así, de dolor, que sin embargo, no se separa nunca de nosotros; como el hombre libre que se crea un ídolo para tener un amo. Queremos, de deseo en deseo, y aunque ninguna realización, por mucho que prometa, puede satisfacernos, y no veamos en seguida en ella más que un error humillante, nos empeñamos, sin embargo, en no comprender que estamos haciendo el trabajo de las Danaides, y corremos sin cesar hacia nuevos deseos.

(…)

Esto continúa así hasta el infinito, o bien(lo que es más raro y supone ya cierta fuerza de carácter) hasta que encontramos un deseo que no podemos satisfacer ni abandonar; poseemos entonces lo que buscábamos, a saber, una cosa a la que podemos acusar en todo momento de ser la fuente de nuestros dolores, en vez de acusar a nuestro propio ser; esta cosa nos malquista con la suerte, pero nos reconcilia con la vida, porque aleja de nuevo de nuestro espíritu la creencia de que el dolor es parte integrante de la existencia y de que toda satisfacción es imposible. El resultado definitivo de esta metamorfosis es una disposición ligeramente melancólica. El hombre lleva entonces en sí un grande y único dolor que lo hace olvidar todas las alegrías y todas las aflicciones menores. Esto constituye una actitud más digna que el fenómeno habitual de una carrera incesante en persecución de fantasmas, que varían constantemente."

Schopenhauer. El mundo como Voluntad y Representación

viernes, 18 de diciembre de 2009

Nuestra época



¿Podemos burlarnos de todo? Por nuestra salud, mejor que así sea.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Periodismo rabioso

Ayer, día 13, se celebraron diversos referendos no vinculantes a modo de sondeo público en determinadas localidades catalanas en las que existe una poderosa fuerza política independetista. Por supuesto, la pregunta que vasculó la dirección del pulgar del ciudadano versaba sobre la autonomía nacionalsita de Cataluña. Desde que surgió el problema del Estatut, el PP ha sido siempre enemigo mordaz de todo lo referente al catalanismo, luchando contra los "abusos" de una corriente política tan válida como las demás. Por supuesto, esta estúpida guerra de frentes ha conseguido avivar el debate independentista en la región catalana y la situación general de crispación y desarraigo, el aumento de, como titula el editorial de El País, la desafección catalana.

Es lógico que el nacionalismo español y las visiones unionistas teman el independentismo por las consecuencias que acarrea, por la demagogia histórica y cultural que puede conllevar y sobretodo, por los métodos políticos que en su defensa se han podido llevar a cabo, pues aunque dudo mucho que las cosas lleguen a los límites que ciertos medios de comunciación marcadamente conservadores pretenden presentar, tampoco puedo negar que muchas de las políticas catalanas tienen un cierto componente diferenciador que busca la concienciación de la identidad catalana como una cultura ajena a España que merece una autonomía gubernamental(Hablo de la educación y la pérdida de horas lectivas de la lengua castellana, de los casos de multa a los comercios que rotularon sus carteles sólo en castellano, la contratación de traductores para tratar con diplomáticos sudamericanos que entienden perfectamente el castellano, la nueva normativa de cine que obliga a las distribuidoras ofrecer un alto porcentaje de películas dobladas al catalán sin atender a las repercusiones económicas que ello puede tener en las empresas, etc). Sin embargo, la actitud de la derecha política es desmesurada, el Estatut fue recurrido al constitucional por el PP en noventa y pico artículos, siendo muchos de ellos un calco de artículos de otros estatutos autonómicos a los que el PP no puso pega alguna. La decisión de los 12 periódicos de firmar un editorial conjunto en defensa del Estatut(con el que el constitucional lleva largo tiempo trabajando sin concluir en una resolución final) fue duramente criticado en los medios conservadores, tildando el acto de asesinato a la libertad de prensa, como si, obviando las posibles influencias políticas basadas en intereses privados, la decisión de unir diferentes medios en una única opinión que los represente fuese un acto coaccionado o resultase malvado en sí. Si a esto le sumamos la incultura general que provoca el insulto y desprecio a los catalanes por el mismo hecho de serlo, como si catalán significase independetista del mismo modo que algunos indeseables confunden vasco con etarra, el asunto de los boicots y demás parafernalia agresiva y destructora, es extremadamente normal que el catalanismo antiespañol crezca con rapidez. Esto se transforma en un inevitable circulo vicioso, en el que el independentista asocia al español con los toros y la falange y el españolista asocia al catalán con la quema de contenedores y la tacañería egoísta. Se suceden en un huracán de vilipendio y odio mutuo los insultos y las agresiones verbales cuya única consecuencia es la cada vez mayor escisión entre la identidad catalana y la española. Freud y su teoría del narcisismo de las pequeñas diferencias tiene mucho que decir al respecto.

Esta vorágine de enfrentamiento se ve bien reflejada en la sociedad catalana, harta del injusto y demagógico San Benito que la derecha española le ha impuesto. De ahí a que exista una mayoría independentista, hay una buena diferencia, ejemplo práctico han sido los mismo referendos, en los que inmigrantes y mayores de 16 años podían participar, y en el que aunque la votación ha sido mayoritariamente pro-independentista, apenas ha acudido a posicionarse un 30% de los censados. ¿Qué significa esto? Estas circustancias deben advertir que existe una poderosa fuerza independentista en Cataluña, pero que sin embargo esta no merece ser la única fuerza representante del pueblo catalán en las decisiones políticas, pues existe una gran cantidad de catalanes reacios al independentismo, o simplemente, indiferentes.

Lo que quizá tampoco sea conveniente es actuar como lo hace El Mundo, que en un interesante alarde de mal periodismo, decide no sólo atacar el movimiento popular independentista y por supuesto al PSOE en su editorial y en sus apartados de opinión(como han hecho los periódicos conservadores y españolistas en todo su democrático derecho) sino que también ha dejado bien claro en los titulares de sus noticias que estas consultas populares no son más que una "mascarada" y una "pantomima". La elección de la noticia, o simplemente, la preferencia por la neutralidad, ya implica un poscionamiento ideológico, pero lo que ha hecho EL Mundo es simplemente gritar con agresividad su opinión en cada línea de sus noticias, siguiendo el estilo que a veces predomina en medios sensacionalistas como Público, Libertad Digital o Rebelión, cayendo en el victimismo y en la defensa acrítica de opiniones que pueden ser defendidas de un modo más tolerante o apacible.

Sin duda, yo, opuesto a cualquier tipo de nacionalismo patriótico y excluyente que busque realzar sus propiedades culturales en un mundo globalizado y plural, aunque defensor del mimo y cuidado de la lengua y la cultura propia, acepto la situación catalana, considero legítimo el movimiento independentista(aunque no algunos de sus métodos),que no comparto, y en cierta medida, me alegro por la realización de estos referendos que han acercado la política al pueblo y la sociedad real. No opina del mismo modo El Mundo, que sabido del carácter no legal e inconstitucional de estas consultas, reclama por parte del gobierno represión y censura. Abusa de una constitución afín a su ideario moral general, a la que no tomará en cuenta cuando contradiga sus opiones, y ante todo, confunde el papel, en este caso particular, que debe tomar un gobierno democrático, dando pie a la participación responsable de la ciudadanía, y jamás oprimiendo actos no violentos de lucha política por parte de la misma, pese a que pueda estar equivocada, siendo en cuestiones de este género, sólo el hombre, cada hombre y mujer, medida del error o del acierto.

Demuestra El Mundo, junto a una buena porción de la derecha política a la que representa generalmente, el terrible miedo a la soberanía catalana. Si se quiere criticar el independentismo, existen otras vías aparte de la basada en el ladrido rabioso, síntoma del pavor y del complejo.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Los Campos Elíseos tienen aforo limitado

Para comenzar, insto a que se lea esta noticia sobre el CIE de Valencia:

http://www.elmundo.es/elmundo/2009/12/09/valencia/1260363283.html

Hoy entra en vigor la nueva ley de extranjería, que amplía los plazos de tiempo en que los inmigrantes desregularizados que residen en España pueden estar encarcelados en los CIE o Centros de Internamiento para Extranjeros, alcanzando a aprtir de la aplicación de la nueva ley un máximo de 60 días. Si esta noticia puede, para aquel con un mínimo de sensibilidad o capacidad empática, entristecer, al menos podremos apreciar el hecho de que la nueva ley regule el funcionamiento de estas cárceles o centros temporales de internamiento para repatriados permitiendo también que las ONG puedan colaborar dentro de las mismas. Hasta ahora, una regulación concreta y normativizada era inexistente, y los casos de abusos verbales y físicos eran bastante comunes, en unos entornos de convivencia, que no pocas veces podrían ser considerados poco higiénicos, insalubres y conflictivos. Las condiciones de las infraestrucutras no siempre son lo que un preso cuyo única falta, que no delito, ha sido vivir sin papeles, merecen, del mismo modo que sus condiciones de internamiento, que pueden provocar situaciones de miedo y desigualdad entre las mujeres o que apenas permiten el contacto con familiares o amigos.


Volviendo a la nueva ley, de la que es difícil encontrar información en los noticiarios generales, es en mi opinión bastante criticable la consideración como falta grave el promover la permanencia del inmigrante desregularizado en territorio nacional. En la práctica esto significa ser multado si tienes amistad con un sin papeles y no lo denuncias, convirtiéndote en cómplice, o algo mucho más solidario y, permitidme la demagogia, criminal, alojar al inmigrante en tu casa y ayudarle a encontrar un trabajo, que inevitablemente será irregular, hasta que consiga la nacionalidada través de métodos como el nuevo "informe sobre la integración social del extranjero", que permitiría al inmigrante obtener papeles si demuestra su integración en la sociedad(Aspecto algo complejo y oscuro de a la nueva ley).

Por supuesto, supongo que no son pocos los que opinan que es indignante que en plena crisis se atienda a extranjeros en nuestros hospitales de modo gratuito, o que el inmigrante regularizado pueda hacerse con un bono oro para el bus y tenga ciertas facilidades debido a su supuesta situación de inferioridad económica y social. Estos aspectos son matizables, tienen sus pequeños recovecos, no pueden tratarse con generalizaciones simplonas contaminadas de ideología. Lo que es indudable, para el idealista hippy o el defensor de la realpolitik, es que los países ricos cerramos muy bien nuestras fronteras a los migrantes de países pobres para que no desestabilicen nuestro estado de bienestar, entre otras todavía más truculentas razones, como la xenofobia o el miedo a culturas extranjeras. No existe ejemplo más gráfico y explícito que este, el de la lucha contra la inmigración, para demostrar que nuestra plácida vida se sustenta en cierta medida sobre la miseria y la pobreza ajena.


"¿cómo puede Dios castigar a un niño? ¡Y además un niño americano!"

Bart Simpsom

sábado, 12 de diciembre de 2009

Where Do You Go To My Lovely




You talk like Marlene Dietrich
And you dance like Zizi Jeanmaire
Your clothes are all made by Balmain
And there's diamonds and pearls in your hair

You live in a fancy apartment
Of the Boulevard of St. Michel
Where you keep your Rolling Stones records
And a friend of Sacha Distel

You go to the embassy parties
Where you talk in Russian and Greek
And the young men who move in your circle
They hang on every word you speak, yes I do...

But where do you go to my lovely
When you're alone in your bed
Tell me the thoughts that surround you
I want to look inside your head, yes I do...

I've seen all your qualifications
You got from the Sorbonne
And the painting you stole from Picasso
Your loveliness goes on and on, yes it does

When you go on your summer vacation
You go to Juan-les-Pines
With your carefully designed topless swimsuit
You get an even suntan, on your back and on your legs
When the snow falls you're found in St. Moritz
With the others of the jet-set
And you sip your Napoleon Brandy
But you never get your lips wet

But where do you go to my lovely
When you're alone in your bed
(Won't you) Tell me the thoughts that surround you
I want to look inside your head, yes I do

You're in-between twenty an thirty -
A very desirable age
Your body's firm and inviting
But you live on a glittering state

Your name is heard in high places
You know the Aga Khan
He sent you a racehorse for Christmas
And you keep it just for fun, for a laugh ahaha

They say that when you get married
It'll be to a millionaire
But they don't realize where you came from
And I wonder if they really care, they give a damn

Where do you go to my lovely
When you're alone in your bed
Tell me the thoughts that surround you
I want to look inside your head

I remember the back streets of Naples
Two children begging in rags
Both touched with a burning ambition
To shake off their lowly brown tags, yes they try

So look into my face Marie-Claire
And remember just who you are
Then go and forget me forever
But I know you still bear the scar, deep inside, yes you do

I know where you go to my lovely
When you're alone in your bed
I know the thoughts that surround you
`Cause I can look inside your head

miércoles, 9 de diciembre de 2009

La botella -o la Voluntad objetivada a través de una extraña alegoría-

Reflejos rosados y brillos cegadores se dibujaban en el cristal de la botella. Bebida alcohólica de marca desconocida, quizá producida siguiendo una técnica tradicional por alguna familia de los alrededores, para su propio uso privado, o como objeto a regalar a cambio de gratitud o mejores intercambios económicos. Si su sabor fue debido a ese posible proceso tradicional, mejor al que comúnmente acostumbran las bebidas fabricadas en masa, es algo que como el mismo verbo utilizado al comenzar esta oración indica, ya no podemos saber. Lo que es indudable es que si bien pudo tener un etiquetado que alguien arrancó con habilidad para que no quedase rastro alguno de pegamento ni de esas tiras del papel que inevitablemente se quedan adheridas con una vigorosidad digna de envidia, la forma del recipiente no se asemeja en absoluto a la de ninguna bebida alcohólica que podamos encontrar en un supermercado.

Y si ya no hay rastro, visual u olfativo, del contenido de aquella botella, su aspecto singular impide asociarla con bebidas alcohólicas, cuyo protagonismo en nuestras sociedades es indiscutible(con un cariz estético diferente al de otros tiempos, matiz que el capitalismo moderno ha otorgado a todos los vicios) y no existe vestigio alguno de etiquetado...¿cómo se atreve el señor narrador de este extraño relato a afirmar con rotundidad que la botella contenía alcohol y que posiblemente fuese producido de modo casero? Exenta de dificultad está la pregunta para el relatador, que dueño de su historia, y no entraré en diferenciar a cantautores de juglares, se afana a realizar preguntas trampa como si estas proviniesen verdaderamente del lector para así demostrar su nada desdeñable omnisciencia. Y así responderá, afirmando con severidad que como narrador omnisciente, y aún más, si es cantautor o un juglar con imaginación, omnipotente, narra y deja de narrar cuanto le apetece sin la menor duda de que aquello que cuenta jamás será equívoco.

Pero dejemos estas innecesarias interrupciones y volvamos a la botella, cristal translúcido que refleja la límpida luz solar entre escombros y desperdicios que seres humanos, bárbaros y salvajes, han dejado en aquel lugar esparcidos, inconscientes del dolor provocado en todos aquellos objetos repudiados y olvidados que allí se reúnen artificialmente, como ancianos en sus residencias o locos en sus manicomios. Una triste botella, abandonada tras haberse exprimido todo su contenido en inmorales y hedónicas borracheras, rodeada de cientos de congéneres inanimados que también merecen ser antropomorfizados.
Que nadie pretenda que este corto relato continúe una senda fantástica, o marxista, y crea que la botella, cuyo aspecto corporal como dije era bien particular y que cada lector puede imaginar por su cuenta, junto al resto de compañeros de presidio unirá fuerzas para rebelarse contra las cúpulas de poder opresoras, pues como bien se ha explicitado, hablamos nada más que de objetos inanimados. Sólo les es legítimo pudrirse y degradarse con el paso del tiempo y esperar a que quizá algún pobre harapiento los recoja para su aprovechamiento. ¿Pero y si sienten realmente? Confuso es el término real en el entramado de esta historia, pero, para acercar la pregunta al que ya se está hartando de abstracciones y sinuosas entradas y salidas de los estratos narrativos...¿y si sienten las plantas? ¿No sería horrible?
Respuesta anónima: ¿Que más dará? Si ya sabemos que nuestros actos dañan a los humanos, que sienten y padecen, y aún con ello continuamos provocándoles dolor, a veces en un flujo de sufrimiento en el que el mismo torturador es partícipe, no afectará a nuestras costumbres el hecho de que las plantas tengan sensibilidad.
Respuesta del narrador: No sienten, no te aflijas, soy el que decide. Y si, escapándoseme a mí mismo los vericuetos de mis propios mundos, los vegetales, como estos objetos condenados al ostracismo, sintiesen, nada podrían decir, y nada podrían expresar, aprovechándose el causante de sus miserias de ese mutismo, o lo que es más trágico, desconociendo las consecuencias de sus actos. Quizá por eso cuento estas tonterías, para que nadie me confunda con una pequeña piedra, y sólo buscando fugaz entretenimiento, me golpee con una enérgica patada.

Retornamos, pues, a esa botella abandonada, que continua allí día a día, que se mantiene firme ante las inclemencias metereológicas y que, sin apenas un humano gesto de autocompasión, supera inamovible el desengaño de la vida. Pero, ¿cómo finaliza todo esto? El experimentado espectador no puede esperar que la narración acabe sin apenas un acontecimiento que conlleve a un desenlace, sea bonito, desagradable, deseable o artificioso entre otra miríada de posibilidades. El ecologista querrá que esos desamparados utensilios ya obsoletos se conviertan en otros nuevos a través del reciclado, el religioso que un tetrabrick mesiánico les salve del sufrimiento terrenal, el chiquillo sensible que su jovencita amada le regale tan peculiar objeto como signo de su atracción por él, y el cliché de poeta parisino pretenderá que un viejo adorable pese a su posible adicción a la droga acoja la botella entre sus peculiares objetos de mágico encanto, entre los que perfectamente podrían encontrarse un acordeón de vivaces colores ya desgastado, un sacapuntas con forma de sapo que extiende la lengua a cada vuelta de lápiz y una pitillera adornada con un dibujo que podría fácilmente confundirse con un Lautrec. El tiempo dirá.

¿Que importa que esto acabe así? No es sólo intención de evitar el esfuerzo necesario para idear una conclusión que pueda agradar o que al menos recubra un mensaje hermoso o veraz. Los mensajes, pequeñas anotaciones en post it, garabatos al margen de un libro, acordes inconexos, ya se han ido diseminando por cada renglón, espero que también en vuestras mentes, ese sería el más hermoso de los finales.

lunes, 7 de diciembre de 2009

sábado, 5 de diciembre de 2009

"Yo sólo amo la vida: ¡Y cuándo más la amo es cuándo la odio!"

Sobre "El Corazón de las tinieblas" de Joseph Conrad.

Conrad no puede renunciar a la inestimable fuerza del metarrelato, al uso de Velázquez, de las posibilidades que abre a la narración que deviene dentro de otra narración, como matrioska rusa. Una historia lanzada a marineros desocupados en el largo transcurso del tiempo ocioso en la lentanavegación hacía la soledad del alma. Una historia de una vida concreta, personal e íntima, que transciende sin embargo a todos los hombres, que nos incumbe a todos, y que probablemente, perezosos y tahures como aquellos no comprendiesen, acaso no se escondiende bajo sus macizos y agrietados rostros una fuerte sensibilidad e inteligencia. La historia de un niño que decidió marcar con su dedo índice la zona del mapa que se encontraba en blanco, dispuesto a derrochar toda su energía en conquistar y poseer a través de la aventura y el juego, lo que se traduciría en doloroso esfuerzo y sacrificio, ese territorio inhóspito y desconocido. Un acto de enseñoreamiento y posesión, una victoria sobre lo ajeno, como desnudar y poseer a la amada, también un camino para el autoconocimiento y la introspección para aquellos que pese a que son fatalmente guiados por la animalidad son capaces de abrir los ojos y comprender.

No elude tampoco el autor la fuerza expresiva y transfiguradora que semejante forma proporciona, el relato de un viejo marinero aventurero permite el desorden cronológico, el adelanto de emociones que las circustancias todavía no indican o el retraso de las descripciones que el auditorio ansía conocer tras vislumbrar el envoltorio que las viste. El expresionismo casi plástico, el retorcimiento, la desfiguración, el rostro hecho mueca, la piel convertida en bronce, la fugacidad etérea y abstracta del recuerdo que sistituye los cuerpos contorneados por vagas sombras tenebrosas de mundos lejanos e infernales. Todo ello acompasado por una Naturaleza poderosa que sustenta todo el relato, una jungla que debido a su frondosidad impide que la luz solar nos alcance con toda su fuerza y nos remite a una vida de oscuridad y neblina en la que el miedo viene cogido de la mano de cualquier acción del hombre, mísero y pequeño, atrapado en un laberinto de vegetación, conociendo sólo así su verdad.

Su verdad, la nunca atendida naturaleza interior, el tabú de nuestro mundo gregario y fácil, la oscuridad que nos domina, aquella energía que sólo en tierras primitivas, ante las perspectiva de la muerte y el dolor, renace con un grito desgarrador. El grito del ritual supersticioso, la danza esquemática y simétrica, la mirada del animal salvaje, que nos observa, no conceptualmente, sino como mera materia fugaz, materia asesina y brutal. La atrocidad del dominio del otro, del inferior por su vida primigenia, siguiendo sus propios criterios, la bestialidad. El civilizado queda pues al mismo nivel del primitivo(no descendiendo, sólo dándose la vuelta), el joven que encuentra su propio tótem en la vitalidad del individuo concreto, o en la misma idílica relación que el protagonista mantiene con un único y vacuo nombre, el supuesto motivo se sus pasos.

Y ya de vuelta, en el mundo organizado y pacífico, en el orden de la sociedad, conscientes de nuestra miseria interior, del motor monstruoso y abyecto que nos dirige, volvemos a girar el rostro, y a ponernos la venda. Idealizamos y mutamos lo que era sucio y salvaje en una mentira consoladora, pero todos sabemos que sus últimas palabras no fueron dedicadas a la mujer, objeto de su amor, no, las últimas palabras de esa figura de personalidad y carácter férreos, de vinculo brutal con el corazón de las tinieblas, fueron..."¡El horror, el horror!".




...Y esa es la superioridad, la altura del protagonista, que sabe que en su historia de desgracias, pavor y penurias, de conocimiento terrible del hombre, ha sufragado sus más intriores deseos:

"El dolor es también placer, la maldición es también bendición, la noche es también el sol. Alejaos: de lo contrario, aprenderéis que un sabio también es un loco." -Nietzsche-

miércoles, 2 de diciembre de 2009

¡Grita!



¿Por qué no gritas Laocoonte? ¿La asfixia te lo impide? ¿Estoicamente viviste y estoicamente pretendes morir? Cualquier mísero humano se derramaría en un intenso trueno de voz desgarrador, como animal asustado, ni podría meditarlo, chillaría buscando en su música algún tipo de supersticiosa salvación.

¡Grita, grita, grita! Nadie podrá socorrerte si no clamas auxilio, y pese a que acalles tus tormentos, no podrás con el silencio eliminarlos.