lunes, 22 de febrero de 2010

Panteísmo para decir que es bonito recordarte

Repensó y masticó mentalmente las imágenes que el recuerdo mantendría guardadas durante largo tiempo, quizá, durante toda su vida. Sin duda, la copia era ya de pésima calidad, los colores apagados, la nitidez escasa y la ordenación de los objetos inexacta. Pero menos era nada, y aquellas imágenes suponían ya un buen motivo para hacer funcionar el coco.

Dijo un gran maestro que no fue escuchado por tantos como quiso, largos años atrás, que todos somos en esencia, tras el falso velo de los sentidos,una misma entidad o sustancia, más bien, una misma cosa en sí. Ese escurridizo concepto común no sería otra cosa más que la egoísta y natural necesidad de poseer, dominar o simplemente, ser. El mundo sería, pues, la representación que cada individuo hace de la misma, representación que incluye su propio cuerpo y su propia mente como entes individualizados, para entendernos, hablamos de algo semejante a dos realidades compatibles, dos caras de una misma moneda, la que entiende el mundo como lo apreciamos en la vida diaria y la que comprende que tras las apariencias de este se esconde la unidad de una única fuerza vital. La materia no se destruye, se transforma, y esta sustancia que el mundo entero es, se retroalimenta. Sexo, cuidar de animales domésticos o arrasar una ciudad, múltiples formas de dominar, de redirección instintiva, de exaltarse la voluntad y amalgamarse, retorcerse, revolcarse.

Los grandes héroes, los personajes de la historia y la cultura que han quedado establecidos como grandes acicates de la narración de la humanidad o como ejemplos a seguir para producir progreso, esas figuras que destacaron por su fuerte y apasionada personalidad y que crítica o acríticamente provocan entusiasmo y admiración, no son más que una mera prolongación de nuestra verdadera naturaleza común, una mayor individualización u objetivación de la masa originaria. Las guerras, los conflictos, la violencia ejercida por seres humanos a otros seres humanos , a animales o a seres inanimados incapaces de sentir, la explotación, la humillación, el derribo, la mofa, el insulto y todo ataque ejercido, es en definitiva, en la realidad inalcanzable de lo suprasensible, un ataque ejercido contra el mismo atacante, pues victima y verdugo el mismo son, la misma mísera esencia, la misma voluntad de felicidad y victoria.

Probablemente todo esto sean tonterías, románticas estupideces fundadas en los inconmensurables conocimientos filosóficos de aquel tipejo, es decir, edificaciones banales realizadas en un corredizo terreno, inestable y temporal, un enorme compendio que pretende explicar el mundo y el hombre a partir de ideas indemostrables incapaces de trocarse en ley. Mera charlatanería, la que sustenta y debe sustentar nuestro mundo, y de la que no podemos escapar, aunque acabe produciendo problemas.

Pero qué bonito, qué poético es pensar el mundo así, pensar el recuerdo así. Las imágenes vuelven una y otra vez, y se suceden y se intercalan sin orden establecido, en utópica anarquía. Son dos cuerpos jóvenes e inmaduros que se pierden en atemporales besos, abrazados con fuerza, temerosos , por si, tras soltarse el uno al otro, desaparecen. No saben si llueve o reina el sol, si el frío escuece o el calor achicharra. Sólo saben de unos labios húmedos y de la piel. Sólo saben de unos ojos enfrentados que pretenden engullirse los unos a los otros, fundirse en una sola figura, como amantes de Pompeya. Han descubierto, inconscientemente, sin pretenderlo, que son uno, una única materia, en realidad, una única voluntad de vivir. Estupideces.

sábado, 20 de febrero de 2010

Fight Club


“La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seriamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos y poco a poco nos estamos dando cuenta,lo que hace que estemos muy, muy cabreados.”

Fight Club- Chuck Palahniuk


Generación X es el título con el que se pretende englobar a aquellos miembros de las sociedades occidentales nacidos entre los 70 y los 80 que vivieron su adolescencia en los 80 y principios de los 90. Las características que unen a los supuestos hijos de la generación X, a parte de la edad, se refieren al contexto socio-cultural que compartieron. Se habla de personas que destacan por su apatía vital, su negación de principios incuestionables, es decir, su actitud nihilista antirreligiosa, descontentos con los valores conservadores aún vigentes pero al mismo tiempo, desencantados de las grandes utopías libertadoras así como de los movimientos contraculturales que dieron respuesta a la represión social del excesivo moralismo. Chuck Palahniuk, autor del Club de la lucha, refleja algunas de estas características en su obra, pero, en este libro especialmente, las lleva a su extremo en un terremoto estético que ha conseguido convertirse en todo un fenómeno que denominan como underground, alternativo, alejado de los cánones usuales.

¿Y por qué utilizar la fea expresión de terremoto estético? No es que el periodista, que dejó su puesto en una fábrica de cajas tras escribir esta primera novela, resulte cargante y pesado en su uso del lenguaje o en la narración, más bien, sus obras suelen ser ágiles, frenéticas y carecen de grandes recursos literarios, no estamos hablando de un gran literato. Sin embargo, esta novela, junto con algunas otras obras suyas que mantienen unos rasgos muy similares(hablo de Asfixia y Diario de un superviviente), destaca por la capacidad de entretejer una serie de ideas filosóficas y cuestiones de carácter existencial que en su exposición en la narración apelan al lector con una dureza extrema, golpeándole en la cara(véase la frase citada), quedando en ocasiones algo inconexas y sin pertenecer a un transfondo coherente y elaborado, pero enlazando perfectamente, con una suavidad resbaladiza, debido a la energía de la trama en la que se insertan, su incuestionable relación con la misma y la capacidad del autor para exponerlas. Son estas últimas características las que deben tomarse en cuenta cuando pretendo transmitir que Figth Club es una novela cuya mayor excelencia es su estética y su forma, su capacidad para presentar una historia relacionada con una serie de ideas generales de gran impacto sin necesidad de retorcimientos lingüísticos o apelación al sentimentalismo, entronándose como una de las grandes obras de subversión.

Palahniuk no tiene capacidad para embellecer al modo usual sus historias, más bien, en sus últimas obras especialmente, se ha decantado por pretender angustiar al lector con grotescas situaciones en las que no se escatima en el detalle de aspectos viscerales y sangrientos, sin embargo dispara en Fight Club(y no voy a tratar la trama porque si acaso alguien lee esto, ya la conoce o debería conocerla) el desenvolvimiento de unos personajes desbordados de carisma mediante un uso fantástico de la narración biográfica en primera persona, introduciendo, sin que ello resulte chirriante, una serie de aforismos, pensamientos, comenatarios poéticos de gran originalidad e informaciones curiosas varias(Palahniuk escribió fragmentos del libro en grupo, aplicando los consejos que le daban, por lo que no es extraño que en ocasiones se den datos que parecen sacados de la revista Quo), llegando a repetir, en el uso de una de sus argucias litrarias preferidas, ciertas expresiones o frases, prestándose además el argumento muy mucho a ello, elaborando lo que él denomina rima, algo así como un estribillo, el mensaje religioso que debido a su continua reaparición queda grabado en la mente. Siempre, subrayando lo sucio, lo metálico, industrial, oscuro, pervertido, morboso, lo absolutamente ajeno a la realidad cotidiana que, curiosamente, acaba convirtiéndose en lo más palpable y real que se haya podido leer.

Como decía, Fight Club, con esa fuerza estética, representada fielmente en la película, cuyo aspecto visual y cuya banda sonora acompañan magistralmente el impacto que los protagonistas y la historia poseen, es una novela que representa perfectamente el sentimiento contemporáneo de desarraigo, de pérdida de fe, malestar cultural, posmodernismo. No sólo por el método utilizado en la narración, también onírico y desconcertante como es la misma trama, ni por los continuos mensajes y comentarios cínicos, sino por el mismo avance de los personajes y sus acciones. “Quiero que me dejes embarazada, Quiero tener un aborto tuyo” es una frase, tomada entre otras muchas (sustituída, por cierto, en la peli), que representa muy bien lo que se está diciendo. Es de este modo como los trágicos personajes de la novela se comunican sus sentimientos, exhibiendo su fracaso y su infelicidad, pero demostrando total sinceridad, rompiendo Palahniuk con los convencionalismos y atreviéndose a sugerir nuevos modos de plantear situaciones comunes. El posmodernismo descubre lo que se esconde tras las apariencias, descubre las caras del ego, el inconsciente, las miserias que sustentan lo político, la conviencia, las mentiras que hilvanan el relato, el suelo firme. Sabido de las insuperables carencias epistemológicas y antropológicas del ser humano, reinventa la tradición con ironía, invirtiendo las relaciones conceptuales, confesando sus debilidades y mofándose de estas. Es el posmodernismo un concepto complejo y abarcante que no pretendo aquí explicar, en resumen, el posmodernismo es la historia de la torre de Babel, es descubrir que Papá Noel son los padres y continuar recibiendo regalos, comprender que la vida es como esas imágenes aéreas en las que una multitud de personas forman una palabra.

De esto trata principalmente la novela, de la pérdida de las creencias que sostienen la vida, aplicado este nihilismo al sistema, al modo de vida que llevamos, enlazándose una tras otra enormes frases críticas con el modelo consumista en el que estamos atrapados. Pero este ataque mordaz al consumismo exacerbado que pretende domesticarnos y satisfacernos a través de la compra indiscriminada no se basa, como sugeriría un película de cariz activista, en la injusticia o en las consecuencias perversas que el sistema pueda provocar, sino que, precisamente, a través de la obra de Palahniuk, se defiende la vertiente primitiva del hombre, su virilidad, su ello, aquello que es motor de su movimiento, que despierta su deseo y lucha por conseguirlo, su voluntad de poder.
La frase citada al comienzo es el mejor ejemplo de lo que pretendo decir, se habla de una sociedad que ha vivido en el Estado del Bienestar, sin guerras, sin grandes causas por las que luchar, en la que nuestro narcisismo y nuestra conciencia individual está mucho más desarrollada que en etapas históricas anteriores en las que la sociedad como conjunto o fuerzas opresoras ajenas al individuo concreto limitaban la capacidad de movimiento e incluso de pensamiento. Sin embargo, este ego, bien desarrollado por el capitalismo, la publicidad y la buena vida, resulta estar ineficazmente alimentado, el consumo de "mierda que no necesitamos" no suple nuestras carencias, carencias de grandeza, éxito y poder, precisamente, lo que nos vendieron, lo que nos prometió la publicidad, el cine, la literatura, lo que desarrolló nuestro instinto depredador e individualista. Conseguir empleos para hipotecarnos no nos hace felices, nos deprime, nos lleva a grupos de terapia para cancerosos, en busca de atención, en busca de ser alguien, y la violencia, golpearnos henchidos de rabia contra algún otro idiota como nostros, eso sí, quizá, nos libera, nos permite sentir lo que es la dominación, el protagonismo, el éxito. Descubrimos como el protagonista de la novela, que hay que tocar fondo, perderlo todo, hundirse en el más absoluto fracaso, para poder liberarse de todo condicionamiento, de todo linde que limite nuestros pasos, para actuar con auténtica libertad, para ser verdaderemente nosotros, para actuar sin coacción y dejarse guíar por nuestros impulsos más básicos, sin que la realidad pueda frenarlos, sin que un edredón nórdico pueda bastarnos.

Desde la crítica cinematográfica se ha tildado a la película basada en la novela de injustificadamente violenta, machista y fascista. Por supuesto, la película trata estos tres temas, la violencia está presente continuamente, creo que el título deja esto bastante claro, y precisamente esta enlaza con la idea de masculinidad recuperada que puede presentar la acción de los dos protagonistas que, incluso en algunos comentarios, explicitan su necesidad de proteger su autoestima manteniéndose al margen de las mujeres. Por supuesto, puedo aceptar que se tache al film de violento, aunque estética y argumentalmente la violencia viene más que justificada, pero considerar que es machista porque un fracasado y su nuevo y carismático amigo forman una secta en la que se descarga adrenalina através del combate y realizan un par de comentarios quizá misóginos, como haría cualquier par de amigos en soledad si poseyesen un poco de sentido del humor, sabidos de la no vigencia de sus efímeras palabras, no, eso no puedo aceptarlo ni entenderlo. Aún con todo, cabría preguntarse por el criterio que se sigue al considerar la violencia como legítima, ¿está la sangre en Salvar al soldado Ryan justificada? La supuesta exactitud histórica o fidelidad bíblica fundamenta la violencia en la Pasíon de Cristo? Si existe una crítica a la violencia de la película, esta se debe, sin duda, a la incomprensión y desagrado que supone la subversión de valores estéticos en la misma,en las películas de Tarantino, la violencia sangrienta se representa como una danza hermosa con la que complacer el exiquisito gusto de su público, esa radicalidad y ese esteticismo en la contemplación de situaciones que en la realidad provocan miedo y dolor es todavía algo incomprensible y extraño para cierto tipo de público.

Respecto al fascismo, ¿qué decir?La película y la novela, esta última con mayor grado de detalle, muestran el avance de un personaje megalomaniaco que consigue atraer a multitudes a través de una filosofía decadente y nihilista y los utiliza, como "monos espaciales", es decir, como simples medios que conducen a un fin, para instaurar la anarquía y el caos en una sociedad estúpida y gregaria. Por supuesto, las ideas que fundamentan el proyecto Mayhen resultan muy atractivas para aquellos que se sienten estafados en el modo de vida en el que se han visto obligados a vivir, pero sus métodos para instaurar la vida en apacible anarquía natural y primigenea son sin duda alguna fascistas, autoritarios y agresivos. Lo que no alcanzo a comprender es porque si una película trata determinado tema, esta resulta siendo considerada, quizá por necios que no pretendieron esforzarse por tan siquiera encadenar las secuencias que vieron, apologética y defensora del mismo tema. Pero se hace todavía más incomprensible afirmar esto cuando el mismo protagonista es el que intenta parar todo lo que se ha formado, la vorágine de descontrol y agresión al sistema. Deduzco que aquellos críticos, asustados ante la fuerza y la vehemencia de unos mensajes tan verdaderos y asumibles por el espectador (recordemos que Tyler Durden en la película llega a hablarnos a nosotros, directamente a cámara, en una escena de incuestionable calidad técnica), creyeron que también debían tomarse en serio la instigación a la lucha clandestina.

En definitva, Fight Club, es una historia apasionante, original y alternativa que atrae al lector por lo exagerado y fantástico de unos personajes fracasados que no han podido cumplir sus banales sueños de niñez, personajes con los que inevitablemente el lector se sentirá identificado, a excepción de Tyler, el modelo de ser autosuficiente a seguir, líder absoluto de la novela, carismático, enérgico y absolutamente poderoso, capaz de ir introduciéndonos sus ideas, altamente inflamables, en nuestro reblandecido e insatisfecho coco.
Decenas de ideas existenciales e introspectivas se acumularan a lo largo de la lectura, su magistral y original elaboración permitirá no sólo disfrutar de una historia atractiva, repleta de matices y complementada con interesantes giros argumentales, sino que permitirá aprender sobre uno mismo, cabrearse, comprender en qué andamos metidos. Después todo habrá sido un mal sueño, la utopía queda en utopía, en distopía ajena quizá, y la vida, en locura, pero aún está Marla, esa llaga que no puedes dejar de tocar con la lengua. No entiendo por qué tanto escándalo por esta novela y su adaptación cinematográfica, como cualquier otra historia, sólo habla de lo humano, de nuestra más profunda debilidad y de nuestro silencioso y adormecido poder.

martes, 16 de febrero de 2010

jueves, 11 de febrero de 2010

Bin Laden es progre

A finales del mes de enero se informó sobre el último comunicado del famoso líder de la organización terrorista yihadista AL Qaeda, Osama Bin Laden, en el que entre otras cuestiones se criticaba duramente a Estados Unidos y a los países de occidente por provocar, ya sea de manera intencionada o no, el cambio climático. Pero no queda ahí la cosa, si acaso el mensaje es verdaderamente suyo, y si se da el caso de que aún esté vivo y no se haya utilizado, como a muchos amantes de la conspiración gustaría, por el gobierno estadounidense para justificar sus acciones militares en afganistán tras los atentados del 11-S, el terrorista más buscado de la Tierra también parafraseó al mismísimo Chomsky, elogiando sus opiniones respecto al modelo económico americano en las que compara el mismo con el método mafioso.

Resulta interesante comprobar como este personaje se ha convertido, o ha sido convertido, en todo un mito de la era moderna de la comunicación de masas, un ente de leyenda con el que asustar a la población o del que aprovecharse para reír y parodiar el mundo de las altas esferas políticas que dirigen los pasos que toma el globo terráqueo. Si ETA fuese representada por algún singular personaje de rasgos marcados(a ser posible con cicatrices o un ojo de cristal) , el tema del terrorismo en España ganaría muchos puntos en protagonismo.

Dudo bastante de la verdadera capacidad del famoso Bin Laden para centralizar y poseer bajo su único y superior mando todo el movimiento internacional terrorista que puede relacionarse con Al Qaeda, quiero decir que me cuesta mucho imaginar a este tipo como el malo de la película de James Bond que controla toda una organización internacional bajo su poder, como si no pudiesen existir grietas internas o guerras intestinas en el seno de una banda terrorista de semejantes características ideológicas. En caso de equivocarme yo, estar Bin Laden vivo, y ser este el jefe supremo del terrorismo yihadista de Al Qaeda, sin verse atropellado por conflictos internos o luchas de poder, no sólo me entristeceré aún más por la manipulación psicológica a la que puede ser arrastrado el ser humano, sino que me reiré con mayor fuerza y cinismo ante los mensajes anti-imperialistas del barbudo demonio que pretender instaurar la ley islámica como régimen del terror universal.

Pero no nos desviemos del tema, lo que quería tratar, o siendo más sinceros y concretos, de lo que quería hacer mofa, era el mensaje ecologista e izquierdista que supuestamente ha transmitido el ex-aliado de la CIA, nacido en el seno de una familia rica y habiéndose educado en escuelas de élite. Me pregunto si estaba al tanto del problema ambiental ya en tiempos del 11-S, porque no hubiese sido nada coherente utilizar aviones, medio de transporte que emite mayor cantdiad de CO2, para reventar las Torres Gemelas. Pero todo es posible, ¿quiénes somos para prejuzgar? Quizá el yihadismo islámico pretenda instaurar un gobierno de riqueza medioambiental y austeridad ecológica, aunque en al caso me pregunto porque no fijan como principal objetivo a la más cercana Dubai, una especie de nueva y faraónica Las Vegas hipócritamente cubierta por el manto de la decencia y el cumplimiento religioso. Desde luego, respecto al tema de la superpoblación están concienciados.

Lo más horrendo y deformante de todo es la cita a Chomsky, que el fanatismo radical islámico utilice palabras de un anti-imperialista americano es el colmo de los colmos. Supongo que no es nada raro que se aprovechen las mínimas semejanzas para hacer amigos, por eso Chávez filtrea con la dictadura iraní o en el mundo occidental tenemos a un Muamar Gadafi realizando conferencias sobre las bondades del Corán a mujeres guapas pagadas. Espero que ningún movimiento ecologista o anti-imperialista haga también eco de estas supuestas declaraciones de Bin Laden, ante estas esperpénticas situaciones sólo me viene a la mente un tópico ya muy cacareado, mejor solo que mal acompañado.

Volviendo al uso de la frase del semiólogo norteamericano, sólo cabe decir que el aprovechamiento demagógico descontextualizado de pensadores e intelectuales debería castigarse con penas de enorme brutalidad intelectual, se me ocurren, por ejemplo, la desacreditación, la risa o la indiferencia.

viernes, 5 de febrero de 2010

Sequía creativa

La piel rozando la piel, en una calle mojada, como un eco que reverbera. La mente se vacía, y las pulsaciones se aceleran. Sólo existen los labios, en un febrero que se instala lentamente, y, es irónico, no encuentro la contradicción, tal vez me refiriese a esto.
Ya no, ya no existen fantasmas, ni ayer ni mañana, sólo una prolongación de nuestros espíritus que se niegan a volver a separarse. Ya vendrán las realidades, el difícil despertar, el escozor de las viejas heridas, ya vendrán, hoy sólo respiro tu aire.

jueves, 4 de febrero de 2010