lunes, 10 de enero de 2011

Deslízate

En este parque hay unas pequeñas pistas de patinaje. En una de ellas, más cercana a la zona infantil, si no está vacía, siempre la habitan niños jugando con la pelota o con patinetes de mala calidad. En la otra, más cercana a la salida del recinto, suele ser utilizada por patinadores de mayor edad. Muchos domingos por la mañana, cuando vengo a trabajar, están aquí ya las mismas personas de siempre, preparándose para patinar, entrenarse o aprender. Mientras monto la terraza veo a lo lejos como se deslizan de un lado a otro. Tengo la sensación de que vienen a practicar bajo la supervisión de dos mujeres. Una es una mujer algo gruesa, de avanzada edad, que seguramente proviene de algún país europeo norteño, cercano a altos picos nevados y donde abunda el frío. Otras veces parece comandar la danza una mujer con apariencia de ser algo más joven, pero también entrada en años. Ella, con esbelta figura, delgada y atlética, patina y realiza piruetas con una flexibilidad y plasticidad embelesadoras. Sin duda los demás vienen a admirarla, y a imitarla.

Levantarse un domingo, después de una semana de trabajo, para patinar, tiene algo de simbólico para mí. Me resulta conmovedor que una afición semejante produzca tanto esfuerzo y tesón. Realmente no sé hasta que punto esa gente se esfuerza, pero me gusta imaginar que los domingos por la mañana estas personas dejan sus obligaciones de lado para evadirse deslizándose velozmente con el viento enfriando sus mejillas. Otras veces creo que en realidad pertenecen a un grupo de auto-ayuda, que son ex-alcohólicos o depresivos y que la patinadora experta es una trabajadora social. Son siempre pocos, prácticamente los mismos, adultos, con aspecto de participar poco en actividades deportivas y pese al paso del tiempo, creo que no avanzan demasiado en sus habilidades. En cualquier caso, no se aleja demasiado de la idea que de ellos he descrito, gentes con dificultades y complicaciones, con idas y venidas, subidas y bajadas, que pueden olvidarse fugazmente de sus circunstancias al intentar torpemente patinar con fluidez y realizar artísticas piruetas. A mí me entretienen con sus rápidos vaivenes y giros, alimentando mi imaginación con hipótesis extravagantes.