sábado, 20 de febrero de 2010

Fight Club


“La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seriamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos y poco a poco nos estamos dando cuenta,lo que hace que estemos muy, muy cabreados.”

Fight Club- Chuck Palahniuk


Generación X es el título con el que se pretende englobar a aquellos miembros de las sociedades occidentales nacidos entre los 70 y los 80 que vivieron su adolescencia en los 80 y principios de los 90. Las características que unen a los supuestos hijos de la generación X, a parte de la edad, se refieren al contexto socio-cultural que compartieron. Se habla de personas que destacan por su apatía vital, su negación de principios incuestionables, es decir, su actitud nihilista antirreligiosa, descontentos con los valores conservadores aún vigentes pero al mismo tiempo, desencantados de las grandes utopías libertadoras así como de los movimientos contraculturales que dieron respuesta a la represión social del excesivo moralismo. Chuck Palahniuk, autor del Club de la lucha, refleja algunas de estas características en su obra, pero, en este libro especialmente, las lleva a su extremo en un terremoto estético que ha conseguido convertirse en todo un fenómeno que denominan como underground, alternativo, alejado de los cánones usuales.

¿Y por qué utilizar la fea expresión de terremoto estético? No es que el periodista, que dejó su puesto en una fábrica de cajas tras escribir esta primera novela, resulte cargante y pesado en su uso del lenguaje o en la narración, más bien, sus obras suelen ser ágiles, frenéticas y carecen de grandes recursos literarios, no estamos hablando de un gran literato. Sin embargo, esta novela, junto con algunas otras obras suyas que mantienen unos rasgos muy similares(hablo de Asfixia y Diario de un superviviente), destaca por la capacidad de entretejer una serie de ideas filosóficas y cuestiones de carácter existencial que en su exposición en la narración apelan al lector con una dureza extrema, golpeándole en la cara(véase la frase citada), quedando en ocasiones algo inconexas y sin pertenecer a un transfondo coherente y elaborado, pero enlazando perfectamente, con una suavidad resbaladiza, debido a la energía de la trama en la que se insertan, su incuestionable relación con la misma y la capacidad del autor para exponerlas. Son estas últimas características las que deben tomarse en cuenta cuando pretendo transmitir que Figth Club es una novela cuya mayor excelencia es su estética y su forma, su capacidad para presentar una historia relacionada con una serie de ideas generales de gran impacto sin necesidad de retorcimientos lingüísticos o apelación al sentimentalismo, entronándose como una de las grandes obras de subversión.

Palahniuk no tiene capacidad para embellecer al modo usual sus historias, más bien, en sus últimas obras especialmente, se ha decantado por pretender angustiar al lector con grotescas situaciones en las que no se escatima en el detalle de aspectos viscerales y sangrientos, sin embargo dispara en Fight Club(y no voy a tratar la trama porque si acaso alguien lee esto, ya la conoce o debería conocerla) el desenvolvimiento de unos personajes desbordados de carisma mediante un uso fantástico de la narración biográfica en primera persona, introduciendo, sin que ello resulte chirriante, una serie de aforismos, pensamientos, comenatarios poéticos de gran originalidad e informaciones curiosas varias(Palahniuk escribió fragmentos del libro en grupo, aplicando los consejos que le daban, por lo que no es extraño que en ocasiones se den datos que parecen sacados de la revista Quo), llegando a repetir, en el uso de una de sus argucias litrarias preferidas, ciertas expresiones o frases, prestándose además el argumento muy mucho a ello, elaborando lo que él denomina rima, algo así como un estribillo, el mensaje religioso que debido a su continua reaparición queda grabado en la mente. Siempre, subrayando lo sucio, lo metálico, industrial, oscuro, pervertido, morboso, lo absolutamente ajeno a la realidad cotidiana que, curiosamente, acaba convirtiéndose en lo más palpable y real que se haya podido leer.

Como decía, Fight Club, con esa fuerza estética, representada fielmente en la película, cuyo aspecto visual y cuya banda sonora acompañan magistralmente el impacto que los protagonistas y la historia poseen, es una novela que representa perfectamente el sentimiento contemporáneo de desarraigo, de pérdida de fe, malestar cultural, posmodernismo. No sólo por el método utilizado en la narración, también onírico y desconcertante como es la misma trama, ni por los continuos mensajes y comentarios cínicos, sino por el mismo avance de los personajes y sus acciones. “Quiero que me dejes embarazada, Quiero tener un aborto tuyo” es una frase, tomada entre otras muchas (sustituída, por cierto, en la peli), que representa muy bien lo que se está diciendo. Es de este modo como los trágicos personajes de la novela se comunican sus sentimientos, exhibiendo su fracaso y su infelicidad, pero demostrando total sinceridad, rompiendo Palahniuk con los convencionalismos y atreviéndose a sugerir nuevos modos de plantear situaciones comunes. El posmodernismo descubre lo que se esconde tras las apariencias, descubre las caras del ego, el inconsciente, las miserias que sustentan lo político, la conviencia, las mentiras que hilvanan el relato, el suelo firme. Sabido de las insuperables carencias epistemológicas y antropológicas del ser humano, reinventa la tradición con ironía, invirtiendo las relaciones conceptuales, confesando sus debilidades y mofándose de estas. Es el posmodernismo un concepto complejo y abarcante que no pretendo aquí explicar, en resumen, el posmodernismo es la historia de la torre de Babel, es descubrir que Papá Noel son los padres y continuar recibiendo regalos, comprender que la vida es como esas imágenes aéreas en las que una multitud de personas forman una palabra.

De esto trata principalmente la novela, de la pérdida de las creencias que sostienen la vida, aplicado este nihilismo al sistema, al modo de vida que llevamos, enlazándose una tras otra enormes frases críticas con el modelo consumista en el que estamos atrapados. Pero este ataque mordaz al consumismo exacerbado que pretende domesticarnos y satisfacernos a través de la compra indiscriminada no se basa, como sugeriría un película de cariz activista, en la injusticia o en las consecuencias perversas que el sistema pueda provocar, sino que, precisamente, a través de la obra de Palahniuk, se defiende la vertiente primitiva del hombre, su virilidad, su ello, aquello que es motor de su movimiento, que despierta su deseo y lucha por conseguirlo, su voluntad de poder.
La frase citada al comienzo es el mejor ejemplo de lo que pretendo decir, se habla de una sociedad que ha vivido en el Estado del Bienestar, sin guerras, sin grandes causas por las que luchar, en la que nuestro narcisismo y nuestra conciencia individual está mucho más desarrollada que en etapas históricas anteriores en las que la sociedad como conjunto o fuerzas opresoras ajenas al individuo concreto limitaban la capacidad de movimiento e incluso de pensamiento. Sin embargo, este ego, bien desarrollado por el capitalismo, la publicidad y la buena vida, resulta estar ineficazmente alimentado, el consumo de "mierda que no necesitamos" no suple nuestras carencias, carencias de grandeza, éxito y poder, precisamente, lo que nos vendieron, lo que nos prometió la publicidad, el cine, la literatura, lo que desarrolló nuestro instinto depredador e individualista. Conseguir empleos para hipotecarnos no nos hace felices, nos deprime, nos lleva a grupos de terapia para cancerosos, en busca de atención, en busca de ser alguien, y la violencia, golpearnos henchidos de rabia contra algún otro idiota como nostros, eso sí, quizá, nos libera, nos permite sentir lo que es la dominación, el protagonismo, el éxito. Descubrimos como el protagonista de la novela, que hay que tocar fondo, perderlo todo, hundirse en el más absoluto fracaso, para poder liberarse de todo condicionamiento, de todo linde que limite nuestros pasos, para actuar con auténtica libertad, para ser verdaderemente nosotros, para actuar sin coacción y dejarse guíar por nuestros impulsos más básicos, sin que la realidad pueda frenarlos, sin que un edredón nórdico pueda bastarnos.

Desde la crítica cinematográfica se ha tildado a la película basada en la novela de injustificadamente violenta, machista y fascista. Por supuesto, la película trata estos tres temas, la violencia está presente continuamente, creo que el título deja esto bastante claro, y precisamente esta enlaza con la idea de masculinidad recuperada que puede presentar la acción de los dos protagonistas que, incluso en algunos comentarios, explicitan su necesidad de proteger su autoestima manteniéndose al margen de las mujeres. Por supuesto, puedo aceptar que se tache al film de violento, aunque estética y argumentalmente la violencia viene más que justificada, pero considerar que es machista porque un fracasado y su nuevo y carismático amigo forman una secta en la que se descarga adrenalina através del combate y realizan un par de comentarios quizá misóginos, como haría cualquier par de amigos en soledad si poseyesen un poco de sentido del humor, sabidos de la no vigencia de sus efímeras palabras, no, eso no puedo aceptarlo ni entenderlo. Aún con todo, cabría preguntarse por el criterio que se sigue al considerar la violencia como legítima, ¿está la sangre en Salvar al soldado Ryan justificada? La supuesta exactitud histórica o fidelidad bíblica fundamenta la violencia en la Pasíon de Cristo? Si existe una crítica a la violencia de la película, esta se debe, sin duda, a la incomprensión y desagrado que supone la subversión de valores estéticos en la misma,en las películas de Tarantino, la violencia sangrienta se representa como una danza hermosa con la que complacer el exiquisito gusto de su público, esa radicalidad y ese esteticismo en la contemplación de situaciones que en la realidad provocan miedo y dolor es todavía algo incomprensible y extraño para cierto tipo de público.

Respecto al fascismo, ¿qué decir?La película y la novela, esta última con mayor grado de detalle, muestran el avance de un personaje megalomaniaco que consigue atraer a multitudes a través de una filosofía decadente y nihilista y los utiliza, como "monos espaciales", es decir, como simples medios que conducen a un fin, para instaurar la anarquía y el caos en una sociedad estúpida y gregaria. Por supuesto, las ideas que fundamentan el proyecto Mayhen resultan muy atractivas para aquellos que se sienten estafados en el modo de vida en el que se han visto obligados a vivir, pero sus métodos para instaurar la vida en apacible anarquía natural y primigenea son sin duda alguna fascistas, autoritarios y agresivos. Lo que no alcanzo a comprender es porque si una película trata determinado tema, esta resulta siendo considerada, quizá por necios que no pretendieron esforzarse por tan siquiera encadenar las secuencias que vieron, apologética y defensora del mismo tema. Pero se hace todavía más incomprensible afirmar esto cuando el mismo protagonista es el que intenta parar todo lo que se ha formado, la vorágine de descontrol y agresión al sistema. Deduzco que aquellos críticos, asustados ante la fuerza y la vehemencia de unos mensajes tan verdaderos y asumibles por el espectador (recordemos que Tyler Durden en la película llega a hablarnos a nosotros, directamente a cámara, en una escena de incuestionable calidad técnica), creyeron que también debían tomarse en serio la instigación a la lucha clandestina.

En definitva, Fight Club, es una historia apasionante, original y alternativa que atrae al lector por lo exagerado y fantástico de unos personajes fracasados que no han podido cumplir sus banales sueños de niñez, personajes con los que inevitablemente el lector se sentirá identificado, a excepción de Tyler, el modelo de ser autosuficiente a seguir, líder absoluto de la novela, carismático, enérgico y absolutamente poderoso, capaz de ir introduciéndonos sus ideas, altamente inflamables, en nuestro reblandecido e insatisfecho coco.
Decenas de ideas existenciales e introspectivas se acumularan a lo largo de la lectura, su magistral y original elaboración permitirá no sólo disfrutar de una historia atractiva, repleta de matices y complementada con interesantes giros argumentales, sino que permitirá aprender sobre uno mismo, cabrearse, comprender en qué andamos metidos. Después todo habrá sido un mal sueño, la utopía queda en utopía, en distopía ajena quizá, y la vida, en locura, pero aún está Marla, esa llaga que no puedes dejar de tocar con la lengua. No entiendo por qué tanto escándalo por esta novela y su adaptación cinematográfica, como cualquier otra historia, sólo habla de lo humano, de nuestra más profunda debilidad y de nuestro silencioso y adormecido poder.

1 comentario:

  1. Tengo una pregunta...trata la novela algun aspecto del budismo? gracias

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