miércoles, 19 de mayo de 2010

Texto inacabado

Da la sensación, al vagar por las calles de la ciudad, que la humanidad vive en permanente estado de locura. Todo logro histórico, avance científico, social y humanitario, parece enmascarar una oscura base de ilogicidad y sinrazón. Se topa uno con seres desconcertantes extravagantes por sus ropas, andares o miradas desorbitadas, con comportamientos inconsecuentes, desnaturalizados, inmorales y alimentados de la absoluta libertad que supone la inconsciencia y el intuitivo actuar guiado por el instinto desviado, paranoico, obsesivo y sociópata. Hay locuras que causan terror, desasosiego, compasión, pero también de las que divierten, las propias de los cómicos y actores que hacen reír bajo focos, también presente en los gestos y habladurías de muchos de los que pululan por las barriadas de nuestras urbes.

Los actos que denotan una arbitrariedad anti-ilustrada ajena al buen comportamiento razonado que respeta la coherencia aparente entre los valores y el respeto a los mismos(independientemente del origen, forma y contenido de los mismos), son a cada paso que damos más visibles, nos inundan, nos abordan. No encontramos caminos armoniosos entre las diferentes acciones realizadas por los chalados con los que nos rodeamos, no hay forma posible de ordenar y asimilar sus actitudes, incapacidad absoluta para comprenderlos bajo los preceptos del buen uso de la razón, de la convención que establece lo racional, lo debido en cada contexto y lo adecuado para el funcionamiento continuado de la existencia en orden al progreso y mejora de las condiciones de vida.

Todos los grandes acontecimientos que han escrito la historia subrayan este enigmático hecho, el progreso, el desarrollo de las capacidades de la humanidad, se sostiene principalmente bajo la inadvertida locura que produce la humanidad, o que, para ser más exactos, produce a la humanidad. Guerras, revoluciones, delirios religiosos, masacres, continuadas agresiones a la integridad de personas que no denominaremos inocentes por curarnos en salud...A cada mirar con nuestros ojos encontramos sangre y muerte, una vida y un espacio que habitamos construido a través de la lucha y el derramamiento de sangre, respiramos entre cadáveres, ellos nos legaron nuestro bienestar.

Locura que constituye al hombre, lo inserta en un mundo de ficción y lo deja corretear bajo incoherencias que es incapaz de entender como tales. No era la razón, el buen pensamiento, el que levantó a las masas contra sus enemigos en vistas a sus intereses, no tampoco la que instó a la conquista militar, económica o cultural de tierras lejanas con motivos ideológicos, religiosos o lucrativos. Tampoco el suspenso de la razón justifica estas barbaries. No era el sueño de la razón el que producía monstruos, son los monstruos los que duermen, permitiendo el desarrollo de un pensamiento verdaderamente ilustrado, crítico, auto-destructivo y nihilista por necesidad, son los monstruos los que fundamentan toda razón, pensamiento, vida.

1 comentario:

  1. "...son los monstruos los que fundamentan toda razón, pensamiento, vida."
    Por tanto, ¿no deberíamos preguntarnos si somos nosotros, los cultos y visionarios hombres de bien los que actuamos bajo la incoherencia?

    ¿Dónde se haya el límete entre cordura y demencia? ¿Acaso los juzgados más locos (Sócrates o Copérnico, como ejemplos) no son precisamente los que han guiado a la humanidad hacia el Ahora (no me atrevo a juzgar un "avance" en esta guía)a pesar de la aplastante oposición de los, por entonces, hombres sabios?


    Quizás sea la civilización la que persigue la locura en pos de términos como democracia, derechos o pensamientos. Quizás la verdadera enajenación sea penetrar en nuestro individualismo, recrear el universo y esforzarnos por condenar nuestros instintos. Quizás la aparente falta de lógica de cada situación violenta no sea más que la consecuencia inalienable de perseguir la razón última de estas situaciones.



    Sólo pongo en tela de jucio tu escrito en pos de un tema que me lleva preocupando desde hace un tiempo como es la realidad "el hombre no es bueno por naturaleza".


    Como siempre, gracias por compartir tus pensamientos, Olivillas.
    Ü

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