domingo, 20 de septiembre de 2009

Pequeño desvarío, retorcido como una serpiente barroca

¿A qué viniste con tus ropajes de seda? ¿Qué pulsiones buscabas provocar en mi interior con tus juegos de seducción, con aquella piel suave y ardiente que contorneabas ante mi hipnotizada mirada? ¿Acaso pretendías envenenarme con esos colmillos pequeños y libidinosos que escondes? ¿Furia y odio pretendías alimentar con tu presencia imborrable? ¿Alargar la agonía hasta la eternidad es tu función? Maldita eres y amada por todos a los que posees. Esperada y dificilmente rechazada. Ya no veo maldad en tus danzas, sólo inocencia e ignorancia bendita, que hiere y desangra así como endulza y halaga.
"¿A qué vinsite?" te pregunto y te preguntan todos los condenados, los egos encadenados, mas, yo si sé a qué viniste hoy, esperanza, a iluminar el día y a fabricar mi sonrisa.




<<¿Qué importa que la estrella esté remota y deshecha la rosa?. Aún tendremos el brillo y el aroma.>>

León Felipe

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