miércoles, 4 de noviembre de 2009

La cosa va de cítricos resquebrajados


"Pero, por lo menos hacía el exterior, el yo parece mantener sus límites claros y precisos. Sólo los pierde en un estado que, si bien extraordinario, no puede ser tachado de patológico: en la culminación del enamoramiento amenaza esfumarse el límite entre el yo y el objeto. Contra todos los testimonios de sus sentidos, el enamorado afirma que yo y tú, son uno, y está dispuesto a comportarse como si realmente fuese así."

Sigmund Freud, El malestar en la cultura.

4 comentarios:

  1. "El malestar en la cultura" es brutal. No lo he leído, no sabia que tratara esto.
    Muy bueno

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  2. No sabes lo mucho que me gustaría conocerte, por blog se me hace difícil poder entablar una conversación. En fin.

    Te diré que intento que mi vida no sea un conjunto de acciones hechas porque sí, me gusta pensar antes de hacer, cosa que, me he dado cuenta, no mucha gente hace.

    Y lo del acuerdo es un tema bastante controvertido..
    Si las pretensiones de los pactantes pueden ser distintas me parece que debería quedar bastante claro qué se espera desde un principio. (Contando con la diferencia de ambos).
    Creo que las pretensiones, en caso de que varíen sus movimientos y se dirijan hacia lo que le es beneficioso, no debería afectar a la otra persona implicada en el acuerdo.


    También se puede seguir la corriente y no hacer acuerdo alguno, a ver qué tal. (No soy partidaria de este tipo de contratos basura.)

    Lo del acuerdo está claro que no es un papel firmado en un principio, pero poco a poco, mediante la confianza y el conocimiento que se tenga de la otra persona, me parece que el acuerdo se forma sólo, y, en caso de que se falte al acuerdo de alguna manera se está faltando al respeto a esa persona, y, casi automáticamente, el acuerdo se va rompiendo..
    Por eso digo que los acuerdos varían; no es el mismo, dado que las personas cambian. Si llegado un momento se piensa que el acuerdo necesita renovación, se intentará escribir nuevos puntos, cambiar otros... Y si una parte no quiere firmar, se abre una nueva etapa de su vida con la sensación de haber acordado, con éxito, y volver a intentar acordar, aunque, sin éxito; los cambios en las personas a veces no son nada predecibles.

    Perdón por la parrafada.

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  3. Creo que en la definición de acuerdo de mi blog imposición de condiciones no debería existir.

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