sábado, 7 de noviembre de 2009

¿Solidaridad? Sí, solidaridad

Explicar la solidaridad en términos materialistas, físicos, quiero decir, biológicos o psicológicos, es un tanto complejo. Desconozco lo que la ciencia de la psique puede haber desentrañado al respecto, tan sólo puedo especular sobre una posible definición psicoanalítica de influencia nietzscheana sobre un sentimiento aparentemente altruista. La solidaridad la podremos entender como toda acción que se descubre en acciones de colaboración y ayuda a personas que nos son total o parcialmente ajenas y de las que, buscando en esta divagación un contexto aséptico para explicar este fenómeno humano, podemos decir que no esperamos nada a cambio en un sentido absoluto. A través de estas acciones solidarias tampoco se obtiene, en principio, un beneficio ni un determinado placer que la misma acción pueda provocar, el motor de la acción es, pues, el deber. ¿Es este deber apriorístico(kantiano)? Lo dudo, probablemente es un deber fabricado por el superyo, por la conciencia que este apartado de nuestra contrucción psicológica produce. El superyo se presenta como la entidad subconsciente que redirige los impulsos violentos o perjudiciales a corto o largo plazo y los transmuta en unas normas o máximas que la conciencia(consciente) se impone, almenos , a grosso modo, así lo entiendo yo. De este modo entendemos el sentimiento de culpa como la redirección de impulsos insintivos agresivos contra uno mismo, y numerosas normas morales como expresión de represiones instintivas en pro del beneficio propio, ya sea este obtenido a través de futuras sastisfacciones instintivas que pueden ser de igual o mayor calibre o para la protección, seguridad y supervivencia.

Bien, sabemos pues que la probable causa de nuestra colaboración altruista venga dada en vistas a nuestro propio bienestar o a la sublimación instintiva, es decir, precisamente la solidaridad se debería a las causas que en un principio hemos rechazado, a la obtención de algo a cambio por la realización del acto (paz, un entorno exento de peligro, futura ayuda, buena imagen) o a la obtención de placer (felicidad o emociones a través el mismo acto sentimiento de poder y capacidad, canalización de fuerzas instintivas que desembocan en la acción solidaria). Esta última causa del acto solidario explica que se de solidaridad en entornos totalmente ajenos a nuestro radio espacial de vida. Me explicaré utilizando un ejemplo. Pedro Cavadas es un famoso cirujano español que realiza una media de 1500 operaciones anuales, viaja a países pobres donde colabora de forma altruista en intervenciones quirúrgicas a gente de baja extracción social. Podríamos en este caso eludir como posible causa de sus acciones la obtención de fama, que entraría en el primer tipo de causas de lo solidario y directamente comprender la causa de su empeño en este tipo de acciones en el propio bienestar que las mismas producen en él. Claramente Cavadas disfruta operando a niños que no pueden permitrise una operación, dsifruta mejorando y salvando vidas, sublima sus instintos primitivos y preracionales de ese modo. Comprendemos así el interés no egoísta de multitud de ONGs preocupadas por cuestiones ajenas de las que no obtienen un beneficio directo asimilable al primer tipo de causas. Claro que entrando ya en el detalle, comprobaríamos que la gran mayoría de gente que colabora en este tipo de organzaciones lo hace no sólo por el placer experimentado si no por el deber que la conciencia socialmente influenciada le impone.

Este interés desinteresado tabién puede ver su origen en la capacidad empática del ser humano, potenciada por la fuerza de su imaginación, es decir, en la capacidad de ponerse en la situación del otro y verse, a través de las causas que hemos revisado, obligado a ayudarle. Este es el componente primordial de la acción solidaria, la empatía, sin empatia es dificil que se den las causas de segundo tipo(quizá algo que sólo encontremos en House y no podemos asegurarlo).

¿Debemos considerar pues toda acción solidaria una farsa?¿Si en el reverso de lo moral encontramos intenciones egoístas qué sentido tiene valorar lo moral? ¿Debemos dejar de utilizar el término desinteresado en este tipo de situaciones?
Mis respuestas:

No es necesario abandoanr el término, la acción solidaria es interesada de un modo inconsciente, no se intuye un interés propio aunque si puedan entreverse autónomamente los beneficios que la acción produce en el sujeto que la realiza a posteriori. En muchos caso la acción viene olbigada por la conciencia, en este caso la acción interesa en cuanto a su función social de un modo secundario, es decir, en tanto que la conciencia tiene una función social, el respetar sus prescripciones sigue de un modo indirecto esta función social.

Siguiendo la anterior respuesta tampoco creo que la acción solidaria deba entenderse como una farsa, no es una farsa consciente y además viene determinada por un sentimiento empático que la posibilita.

Lo moral, aunque venga definido por procesos psíquicos de esta condición, tendrá un valor siempre que nostros queramos dárselo. Apercibirnos de las causas profundas y egoístas de lo moral no deviene necesariamente en desconsiderar lo moral, podemos aceptar esas causas de lo moral y mantener su valor en tanto que nos beneficia. En Aristóteles ya se establece la virtud como un medio para alcanzar la felicidad. Esto es ser simplemente pragmático.

Sé que puede tratarse esto de un modo mucho más amplio y que surgen una enorme cantidad de nuevas cuestiones al respecto, si alguien lo comenta sería fantástico, yo prefiero no continuar con una entrada que ya se está alargando demasiado, por la comodidad del lector y la mía propia.

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