jueves, 19 de noviembre de 2009

Teoría del caos

Fabricando cristal, fundido material que parpadea, brilla y calienta. Dos espejos que miran la desnudez de mi alma, encuentran tesoros bajo mi tierra.

Una piel rosada, caramelo dulce agrietado en otoño. Diana, destino bélico el manierista nacarado, el pilar del rostro.

Dos irregularidades que apenas pretenden simetría, elevadas o tímidas, culminadas por un coqueto fruto rojizo, pasión de mis labios.

Las curvas sinuosas descienden por ese mundo tan opuesto a la aburrida rectitud. Tacto suave, dócil salvaje pantera, barandilla pulida, humedad seca, desordenada asepsia, aroma a caverna de la bendita ignorancia sensible.

Y en el centro de este equilibrado cosmos, mi desequilibrio. Tropiezo y herida, premisa de la melancolía, Diosa maldita.

1 comentario:

  1. Me repugnan simplemente porque lo veo a mi alrededor cada día.
    Hace tiempo que dejé de hacer todo aquello que me veía obligada a hacer sólo por pertenecer a un grupo social.
    Ahora sólo pienso en que me hace gracia.

    Pero no pienso para nada que hacerlo sea de mentes vacías, sino que hacerlo sin consciencia si lo es.

    ResponderEliminar