jueves, 15 de octubre de 2009

Dogmas

Hace pocos días me invitaron a ver la nueva película de Amenábar, uno de los pocos cineastas españoles que consigue éxito en el extranjero e, independientemente de lo dicho, uno de los pilares que sustenta el maltrecho arte cinematográfico patrio, a nivel cualitativo y cuantitativo(económicamente). Fui el único de los que vimos la película que no se aburrió en exceso ni la consideró basura, aún confesando que la película es bastante mediocre y poco recomendable, esta poseía ciertos elementos quizá poco originales en su estructura que consiguen entretener al espectador medio como yo y tiene un argumento sencillo que sin embargo introduce alguna que otra situación interesante a nivel dramático y sobre todo en un sentido reflexivo. Me he visto tentado a escribir en la oración anterior la palabra histórico, pero creo que pese a que la trama de la película trata unos personajes reales y una situación histórica real acaecida en el mundo antiguo, creo que el resto de lo narrado es totalmente ficticio o en todo caso, siendo algunos elementos verídicos, están deformados y alterados en vistas a los objetivos narrativos y al mensaje anti-dogmático que pretende trasmitirse.

Me resulta muy atractiva la conclusión crítica que se obtiene de la película, ese, sin duda real, retroceso científico que el fanatismo religioso produjo en la civilización. Impacta sobremanera la actitud fundamentalista de los personajes cristianos en la evolución de la trama y es difícil no realizar un paralelismo a través de ciertas escenas entre las actitudes de estos seres del pasado y fanáticos actuales de una muy concreta facción de la religión monoteísta islámica. Ese comportamiento acrítico y ciego es un veneno que el ser humano más civilizado y moderno ni siquiera ha conseguido erradicar. Si en sociedades consideradas atrasadas el fundamentalismo religioso acaba con la vida de mujeres que han sufrido violaciones a base de pedradas, en nuestras sociedades occidentales progres y avanzadas mantenemos una casta religiosa que participa en el desprestigio de las nuevas costumbres de libertad social y sexual que durante largos años llevan legitimándose socialmente en estados democráticos. La fe, la pasión religiosa, se superpone como sentimiento a cualquier razonamiento, la pasión y la euforia es el único razonamiento, el dogmatismo, ley interiorizada, es considerada una obligación generalizable de la que nadie debe escapar. Cuando estos síntomas se presentan en sociedades lejanas que violentamente imponen al más puro estilo histórico sus convicciones sobre el resto de personas podemos sentirnos ajenos y libres de tales barbaridades. Sin embargo, en un grado mucho menos agresivo y reaccionario(a excepción de los grupos más radicales) este tipo de comportamientos sigue vigente en nuestro mundo tanto dentro como fuera de la esfera religiosa. La necedad con la que se defienden posturas políticas o ideológicas, que bien pueden ser legítimas, se acerca a la pasión y al sentimiento de pertenencia que muchos aficionados a los deportes sienten por sus equipos o muchos nacionalistas por sus patrias, olvidándose, pues , todo sentido autocrítico y reflexivo en ideas que son consideradas intocables y de imposición obligatoria.

De algún modo, los más acérrimos defensores del comunismo marxista anti-revisionistas obvian las brutalidades del estalinismo(por no mencionar situaciones actuales) que ellos mismo critican en abominables ideologías contrarias, los padres de la Iglesia no dudan en castigar religiosamente a todos los que pretenden vivir el sexo siguiendo unos esquemas hedonistas contrarios al ascetismo cristiano, y los votantes del PP valencianos no dudan en que deben seguir votando al mismo partido pese a que la corrupción les ahogue lentamente. Ese encegamiento en las propias creencias es un enemigo a batir por la filosofía, por la reflexión pausada y exploradora de quien realmente es capaz de cuestionarse sus propios principios, de quien pese a que todos sus sentidos le indican que es imposible, se plantea si la Tierra será redonda y no plana.

Para terminar, comentaré de pasada como ese dogmatismo tan negativo y duramente criticado desde una posición tolerante, pacífica y en gran medida,escéptica, tan común en el ámbito de las religiones es posible encontrarlo precisamente en los sectores más críticos con estas posiciones religiosas. El cristianismo no es sólo el Vaticano, dinero, visión machista e intolerancia ideológica. El cristianismo también es una creencia adaptada aun mundo democrática que respeta otras religiones o cosmovisiones, también es un conjunto de personas que no se siente supeditada a los discursos del Papa y que lucha por unos ideales morales comúnmente valorados. Como leí en una carta al director en cierto periódico enviada por una cristiana, el cristianismo no se reduce a lo que los tramposos medios de comunicación pretendan mostrar, el cristianismo son personas, muchas de ellas, tolerantes y merecedoras de respeto. En cualquier caso la crítica, a ser posible sin acritud, siempre es positiva y en alguna medida, constructiva. En otros casos, el cabreo parece justificado, y la crítica(o insulto) quizá no sea tan afable como gustaría. Pueden ser perdonadas cuando provienen de la mente de personajes tan sabios e inteligentes que conocen incluso mejor la imaginería y el transfondo conceptual del mundo que satirizan o repudian que los mismos defensores del mismo.
Estoy hablando, para concretar y acabar por fin, de Saramago, premio Nobel que desde una posición atea suele blasfemar, iracundo, contra la religión cristiana. Sin duda consciente de la ambigüedad del término cristiano y sus múltiples significados anteriormente referidos. Todo un alarde de ingenio su capacidad para tratar con humor ideas y convicciones contrarias a la religión. Primer capítulo de su nuevo libro:

http://www.elpais.com/articulo/cultura/Saramago/pide/cuentas/Dios/elpepucul/20091013elpepucul_2/Tes

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