martes, 20 de octubre de 2009

Reciclando textos

Sentía cada palabra escrita impregnada de una suciedad penetrante. Se consideraba como un impío, una suerte de pecador herético. La catarsis que renueva el espíritu del escritor era una mentira cruel, todo lo contrario, se trataba de un banquete de dolor.

Buscaba en el amplio y etéreo mundo interior las palabras. Intentó que no fueran ideas, sólo palabras. Un continente cuyo contenido era indiferente acababa formando un traje cosido por telas de múltiples orígenes. Un párrafo contenía seda, terciopelo, algodón ecológico, trapos sucios...

el tropo relata un roto, cámara del camino, juguetes dormidos”

No sabía si debía contener un mensaje, un mensaje inteligible, o un mensaje útil, práctico, definible. Tampoco estaba seguro de conseguir atrapar la belleza obviando el fondo y anteponiendo un vocabulario arbitrario escogido por instinto. Pero evitando el mensaje evitaba mensajes mentirosos que lo quemasen en la hoguera y verdades afiladas que estigmatizasen su piel, suave.


Transfórmate, transfórmala. El amor es un sinónimo de cosmos.

A tientas es como mejor se encuentra el interruptor, desconozco otro camino.

Sentencias heraclíteas sin disfraz pierden consistencia.

Sócrates no consideraría suficiente justificar este texto basándose en los estímulos nerviosos que permiten el movimiento de los dedos, un poeta quizá sí. Un poeta quizá vendería a su madre por un tetrabrick de vino tinto. Un poeta quizá tuvo una mala madre.

El plagio es el único método de creación, me pregunto cuantas películas, cuantos conciertos, cuantos libros y cuantas obras artísticas tuvo que plagiar Dios para crear el universo. Para crearte a ti debió estudiar el impresionismo francés. Imposible, ningún crítico, por crítico que sea, podría despreciarte.

Si pudiese tener 7 años, me enamoraría de la niña que pintó Reynolds, Miss Bowles. Ella me rechazaría y 10 u 11 años después escribiría algo semejante.


El olvido es el único modo de tener una vida, pero puede destruirte. Quiero estatismo, parálisis. Cuando esté dentro de tus labios.

Una telaraña, anuncio de vejez, abandono. Símbolo de vida, desconocida, impenetrable, pero vida. En el cementerio crecen las flores más bellas. Del dolor ajeno quizá no nos alimentemos, pero es pieza indispensable para la nutrición.

Ya lo entiendo. Dios estuvo enamorado, pero no fue correspondido. Como el artista, frustrado, liberó su energía creando, creando el mundo. Un mundo terrible, lleno de egoísmo y de dolor, como el amor que sentía, pero también como éste, tremendamente bello.


No se confunda al sabio con el citador.


No hay comentarios:

Publicar un comentario